2015 Mayo 30-31. Descenso de barrancos Artazul y la Leze
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2015 Mayo 30-31. Descenso de barrancos Artazul y la Leze

2015 Mayo 30-31. Descenso de barrancos Artazul y la Leze

  Descenso de barrancos Artazul y La Leze.

Este fin de semana, lo hemos completado con dos actividades acuáticas.

El sábado, 30 de mayo, hicimos el barranco Artazul en el nacedero del río Arteta. Son los dos rápeles del comienzo y del final principalmente los que hacen especial este barranco que se encuentra en el valle de Ollo en Nafarroa.

 

Tuvimos suerte, porque aparte del buen tiempo,  el río venía con el caudal adecuado para hacer el descenso. Dicen que en verano se seca mucho por lo que la época recomendada para hacer el descenso es la primavera. El caudal del río es un factor muy importante a tener en cuenta en los descensos. Al igual que demasiada agua, poco agua también puede ser peligrosa, porque aparte de perder el atractivo, existe el riesgo de no poder salir de los charcos.

Éramos un grupo de 7 por lo que dejamos un coche donde se acaba el descenso y subimos en otros dos cerca de donde se empieza. Hay que caminar un poco pero enseguida se llega al impresionante rappel de 33m del punto de partida. La mayor parte del rappel es volado. Una vez rapelado, hay que caminar un poco para llegar adonde el río lleva más agua. De aquí en adelante, el descenso se convierte en un recorrido lleno de saltos y rápeles de alrededor de 10m de charco en charco, entre dos paredes con formaciones geológicas preciosas. La mayor parte del descenso es umbría y dependiendo de cuántas personas está formado el grupo se puede pasar frío, por lo que recomendamos llevar un neopreno bastante grueso. Al final, nos encontramos con otro impresionante rapel de 45m que le da el toque final al barranco. Se rapela dejando a un lado la cascada y también es volado en gran parte.

 

 

El domingo, fuimos al barranco Leze, el cual es más conocido que Artazul. Esta vez un grupo de 11. Este barranco de Egino (Araba) es conocido porque todo el descenso se realiza dentro de una cueva. En este caso hay que caminar bastante para llegar al punto de partida. Cogimos un sendero que parte de la escuela de escalada de Egino y después de haber subido una pendiente pronunciada bajamos por un bosque precioso hasta aproximarse a la entrada de la cueva. El sendero que baja hasta la boca de la cueva es resbaladiza y hay que andar con cuidado, si no, existe la opción de rapelar por una cuerda  que está puesta en un árbol. Nosotros optamos por esta opción. De aquí en adelante se encienden los frontales y es seguir el cauce del río. La cueva es enorme e impresionante. El río traía un caudal hermoso pero adecuado para hacer el descenso. Si hubiera traído más el descenso se hubiera complicado bastante. No se trata del típico barranco con saltos y toboganes pero sí con muchos rápeles y no hace mucho lo han reequipado los de Inguru Abentura.

Como éramos un grupo de muchas personas decidimos llevar 3 cuerdas, así mientras algunos rapelaban otros iban montando el siguiente rappel y gracias a esto pudimos llevar un ritmo continuo. Aparte del encanto que le daba el ver sólo las luces de nuestros frontales como si fuésemos luciérnagas en la oscuridad, los ráppeles bajo las cascadas también le daban un toque técnico al descenso. En estos casos es muy importante el buen control y la rapidez con el material para auto-asegurarse, por una parte para liberarnos lo más rápido posible de la cuerda una vez abajo en el charco y por otra para que no se nos escapen las herramientas de las manos.

Según nos acercábamos al final, pudimos disfrutar del momento en que se empieza a ver la luz del exterior. El lugar es impresionante, parece que la ráfaga de la luz agrieta la roca y que va abriendo poco a poco el desfiladero.  

 

 

 

                                  Todas las fotigrafias en este enlace.